Si piensas en quién te ha tendido una mano en momentos difíciles, probablemente mencionarás a los sospechosos habituales: un padre, tu pareja o un amigo. Si reflexionas más, especialmente sobre desconocidos que te han ayudado, tal vez algunos ejemplos triviales vendrán primero a tu mente. La persona que te sostuvo la puerta ayer, el conductor que te dejó pasar primero esta mañana aunque tenía el derecho de vía, el empleado de la tienda que hizo lo imposible hasta lograr resolver tu problema. Lo que quizás no sea evidente a primera vista es que todos podemos identificar experiencias únicas en la vida en las que un completo desconocido te tendió la mano cuando estabas en situaciones difíciles. Simplemente, aparecieron de la nada, no esperaron nada a cambio, se alegraron de ayudarte y desaparecieron de tu vida con la misma rapidez. Probablemente, todavía necesites saber sus nombres. Los recuerdos de esas personas se quedan contigo para siempre, incluso después de décadas. Son completos desconocidos que te regalaron su generosidad y, en el proceso, impactaron y cambiaron al menos en algo tu vida para siempre.
Puedo pensar en varias situaciones en las que desconocidos me calmaron el hambre. A veces, personas con recursos limitados que estaban igualmente hambrientas eligieron compartir su comida, aunque no fuera suficiente para ellos. Años más tarde, personas que apenas conocía estaban dispuestas a ayudarme a pagar préstamos estudiantiles sin ningún interés financiero de su parte. Otros me regalaron algo de su ropa para que pudiera mantenerme caliente cuando nos cruzamos en una zona remota de la naturaleza donde el riesgo de hipotermia era real. Nunca nos vimos de nuevo y su regalo lo conservé por años. Recuerdo al policía que me llevó en su auto durante algunas horas, asegurándose de que llegara a mi destino, comprara algo de comida, encontrara un lugar para pasar la noche e incluso me dijo adiós con una botella de agua cuando finalmente se había asegurado de que tuviera comida y un lugar seguro para pasar la noche. Recuerdos como esos hacen que te brillen los ojos.
Por lo general, tenemos la opinión de que nuestros logros se deben principalmente a nuestros esfuerzos. Logrados a pesar de los obstáculos que la vida nos ha puesto constantemente en frente. Sí, los padres pueden haber ayudado con la educación o estableciendo un ejemplo, pero nosotros ganamos nuestros logros. En realidad, llegamos allí, más a menudo, de lo que creemos, con el apoyo repetido proporcionado por la generosidad de completos desconocidos.
Ser voluntario te convierte en ese desconocido que cambia la vida de otra persona. Puede que conozcas o no a las personas que se benefician de tu apoyo. Piensa en ser esa persona que tiene un impacto positivo y duradero en la vida de otros sin esperar nada a cambio. Impactarás sus vidas mientras les regalas ese recuerdo precioso de un completo desconocido que les brindó una mano amiga. Tu compromiso de tiempo puede ser pequeño. Solo necesita ser confiable para ser efectivo.
Al convertirte en un voluntario, es posible que descubras que comienzas intentando cambiar la vida de otras personas y termines cambiando la tuya.
